¿Bombillas irrompibles? Bombillas sin obsolescencia


La primera entrada de este blog trató sobre la Obsolescencia Programada, un concepto que consiste en aplicar una caducidad prefijada en el diseño de un producto determinado. El texto estaba acompañado de un documental titulado "Comprar, tirar, comprar", el cual además de arrojar luz sobre las bases del sistema económico actual inspiró a algunos empresarios en una fabricación basada en otros parámetros. Es el caso de Benito Muros Perfecto, empresario español que tras conocer el caso de la bombilla californiana que lleva funcionando más de 100 años ininterrumpidamente, decidió investigar junto con 22 ingenieros una linea de iluminación led cuya duración fuese superior a la actual. Afirma que sus bombillas pueden alcanzar los 100 años, aunque su garantía oficial se queda en 25. "Esta cifra se logra con el uso de hierro sin carbono en sus componentes electrónicos, ya que el carbono produce microrroturas que funden la bombilla", indica Muros. 

Más cifras. Aseguran que ahorran un 92% de energía respecto a las bombillas incandescentes y un 68,42% respecto a las de bajo consumo. En el supuesto de un uso generalizado, el ahorro económico estimado es de 20.000 millones de euros al año en el conjunto del estado. Ello a cambio de un precio más elevado del producto, como cabría esperar. Actualmente, una bombilla que utilice este sistema tendría un precio medio de unos 30€. Claro que, si las cifras que indica la compañía son ciertas, el ahorro energético y en evitar la compra de futuras bombillas compensarían este sobrecoste.


Benito Muros ha fundado el movimiento SOP (Sin Obsolescencia Programada) que defiende que otros empresarios se unan a esta filosofía. Sin embargo, no todos piensan así. Hace unos meses recibió amenazas de la industria y la distribución, amenazas que le advertían contra la viabilidad de su proyecto y amenazas físicas contra su familia. Esta situación no hace sino aportar credibilidad al proyecto del empresario y sus objetivos. Aunque ya ha reconocido que tiene muchas dificultades en hacer llegar su producto al mercado.

En cualquier caso, queda abierto el debate. ¿Es viable un sistema de producción sin obsolescencia programada? ¿Podría mantenerse el empleo y la actividad económica con productos que no se estropeen? Desde el movimiento se mantiene que se generaría un mercado secundario de productos y se generarían negocios de reparación, pero ¿sería suficiente para contrarrestar el descenso en la producción? Estas dudas quedan abiertas, lo que parece incuestionable, eso sí, es que medioambientalmente todo serían ventajas. Al ahorro de energía y materias primas en la fabricación, se le añadiría el ahorro en su utilización y por otro lado la gran reducción de residuos que se evitarían. No es poco.

Veremos pues si este producto consigue hacerse un hueco en el mercado y crea una corriente que se extienda a otros ámbitos. Eso sí, esperemos que sin amenazas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario